lunes, febrero 27, 2006

¿Qué diablos es el periodismo border?


Por Cicco para Etcétera

Un año atrás, harto del periodismo, de los periodistas de culo pesado, y en particular, de mi jefe periodista, inicié una serie de crónicas donde me propuse abordar las historias tomando prestadas técnicas que no pertenecían al periodismo. Tal vez no debería decir "prestadas", sino emplear el término más exacto: las robaba.

Como en las películas de momias donde el protagonista viaja a Egipto a desenterrar un tesoro faraónico, dejé el periodismo atrás y me dediqué a explorar géneros inhóspitos y a vivir cosas fuera de lo común. Asistí a autopsias, a orgías, me empleé como enterrador, como asistente de boxeo, fui catador sexual, cazador, anfitrión de tangos, nudista. En fin, me divertí. Al igual que el arqueólogo que regresa con una maldición a cuestas -o no regresa-, yo volví al periodismo siendo otro. Una bestia corrompida que descubrió que la realidad real, la verdad verdadera, por algún motivo, no entraba en los medios. A partir de entonces, decidí incorporar el hallazgo en mis textos y ver qué ocurría. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir: me peleé con infinidad de gente, me llamaron gay, antisemita, drogón, inútil, me dejaron fuera de fiestas, eventos, y en mi revista empezaron a mirarme como al unicornio. Un ser que directamente no existe.

Y así fue como, en mayor o menor medida, se inició el border, una forma de narrar los hechos con pautas personales, desprejuiciadas, desencantadas.

Toda definición comienza por decir lo que no es. Bien, el border no es nuevo periodismo. Cuando Tom Wolfe, un dandy que se doctoró en la Universidad de Yale, estableció las bases del "nuevo periodismo", se nutrió exclusivamente de la literatura, de sus reflexiones mentales, de sus descripciones, de su catarata de diálogos. Si bien Wolfe registró el género en un ensayo de 1975, el nuevo periodismo se inició en los 60 y confesemos que, excepto que usted crea que Cher sigue siendo una adolescente, ya está un poco viejo. Sin embargo, nadie ha hecho el intento por superarlo.

Cuando Hunter S. Thompson fundó el "periodismo gonzo" en una crónica en primera persona sobre las carreras de caballos en Kentucky, donde se tomaba hasta la humedad de las paredes, daba la impresión de que se venía una verdadera revolución. "Para ser gonzo", describió Thompson, la voz más auténtica de la revista Rolling Stone, "se necesita el talento de un maestro periodista, la mirada de un artista o un fotógrafo, y las bolas bien plantadas de un actor". Aunque vaga, no era mala definición. En verdad, Thompson nunca tuvo en claro a qué apuntaba con lo de gonzo, estaba más bien ocupado tomando whisky y disparándole a todo lo que se le cruzaba en su cabaña de Colorado. Hasta que en febrero último tomó el revólver del revés y se voló los sesos. Tenía 67 años. Las enciclopedias, sin embargo, se ocuparon de definir el género por él: "El gonzo es, en esencia, una extensión del nuevo periodismo. Como el punto de vista de Thompson estaba distorsionado por el consumo de drogas y alcohol, la mayor parte de sus crónicas deben ser consideradas como ficción".

Tanto Wolfe como Hunter, y su camada -Guy Talese, Norman Mailer, Truman Capote-, se basaban en una premisa de William Faulkner: la mejor ficción, decía, es más verdadera que cualquier clase de periodismo. Esto les permitía retocar los hechos para presentar aquello que consideraban el gran sentido de la historia. El motor de su búsqueda era, sobre todo, un motor literario.

El periodismo border tiene, en cambio, un motor informativo. Y está básicamente pensado para hacer cagar en sus pantalones a los popes del periodismo de museo, a los redactores de manual, al periodista lavado, meticuloso, que no escriben adverbios porque les parecen que son muy largos, no escriben adjetivos porque temen ofender a alguien.

El periodista border viola todas estas reglas, salta la frontera y regresa cargado de sustancias ilícitas sorteando la aduana de los editores, intoxicando todo lo que le rodea -el género, su vida-, en pos de una narración auténtica, de primera mano, con olor, con color, con un sentido, con una revelación.

Establecí siete pasos para entender de qué demonios hablamos cuando hablamos de periodismo border. Siete pasos que no lo llevarán al estrellato, ni a la dirección de un medio. Más bien, lo llevarán en dirección al baño y a la ruina. Sin embargo, para el periodista border, el baño y el dormitorio son los ambientes donde ocurren las cosas importantes de la vida, los lugares donde el hombre se muestra tal cual es. Y esa búsqueda es la esencia del género.

El relato vivencial: tal vez por pura comodidad, el periodista tradicional no vive las cosas, las pregunta o las averigua por Internet. Un error. La premisa del periodista border es: "¿si puedo vivirlo yo, para qué quiero que me lo cuenten otros?". La vivencia otorga autoridad. Siguiendo esta premisa, yo trabajé hasta de actor porno. El porno no sólo da autoridad, además, facilita el enganche con las chicas. Sólo ocúpese de que ninguna vea la película. Esto aviva el mito.

La técnica serial killer: hay una tendencia, en especial en la TV, del periodista canchero que genera reacciones espectaculares para la cámara. No busca descubrir una historia, se concentra en provocar una situación. Un periodista border es precisamente lo contrario: necesita el enmascaramiento de la normalidad para hacer su trabajo. Jeffrey Dahmer era un excelente vecino de Milwaukee hasta que descubrieron que coleccionaba cráneos de una docena de víctimas, y, si le parecían apetecibles, las servía en la cena. En Rostov, Rusia, la mujer del maestro Andrei Chikatilo lo consideraba un padre ejemplar. Pensó que se trataba de un error cuando lo detuvieron por el crimen de 52 personas, la mayoría niños. Cuando estaba de humor, Andrei también se los comía. Vidas ordinarias en mentes retorcidas. Este es el rango de acción del border. Pero, por amor de Dios, deje a los niños en paz.

Cruce al humor: empleo de la situación hipotética con fines cómicos, del chiste que desmitifica el tema tabú, del elemento grotesco que desmantela a la celebridad. El humor es una fuente rica para el periodismo. Al fin de cuentas, todos vamos a morir, qué mejor chiste que ése. Henry Louis Mencken, P.J. O'Rourke y Dave Barry son ejemplos magistrales del cruce entre ambos géneros. Todas sus obras son recomendables, aunque hay poco traducido. Si no tiene dinero suficiente, lea el apartado de "la simulación imbécil" y conseguirá, como mínimo, un descuento en librerías por incapacidad mental.

Animalización del personaje: los seres humanos somos miembros privilegiados de la cadena evolutiva de monos. Perseguimos sus mismos objetivos: queremos más y mejores bananas, queremos monas, y vivimos colgados de una palmera. Hay que tener presentes las tres premisas que mueven a todo hombre en la toma de decisiones: elige lo más barato, elige lo más cómodo, y elige donde haya más chicas.

El periodista border no debe perder de vista la noción de que todos somos animales disfrazados. Conocer la especie que cada entrevistado lleva dentro, facilita las cosas para describirlo. Es necesario tener presente que está hecho de sangre, de huesos, de fibras musculares, de agua, de apetito sexual, de vicios, de ganas de ir al baño. Si olvidó esto, alquile La noche de los muertos viventes, de George Romero, o El loco de la motosierra, de Tobbe Hopper. Recuperará la memoria de inmediato.

Sentido de la no pertenencia: como el border mira y disecciona las cosas como un marciano, no se alista en ningún partido político, no sigue modas, no tiene amigos en el ambiente ni pertenece a ningún movimiento social, artístico o cultural. No lee los diarios excepto para zambullirse en su historia, lo cual le permite un abordaje descontaminado, auténtico, un golpe de lanza que va desde la ignorancia al conocimiento, un viaje de iniciación que todo lector agradece.

La simulación imbécil: hay un aspecto indefenso en el periodista gráfico que le permite acceder a lugares y confesiones más íntimas que a un periodista televisivo o a un fotógrafo. El border se inspira en la estrategia de Columbo, el detective protagonizado por Peter Falk que se hacía pasar por idiota para desenmascarar asesinos -que no se le vaya la mano con la idiotez, sino puede terminar en la política-. Un periodista con espíritu de ingenuo alienta a que el otro se muestre auténtico y con la guardia baja. Por otro lado, alienta también a que lo estafen, así que le recomiendo: lleve poca plata.

La mirada en doble sentido y la puesta en escena: los periodistas tradicionales acostumbran contar los hechos en una dimensión única. La observación estéril del personaje pitando su cigarrillo, o llevándose el café a la boca -lo interesante será el día que lo beba con la nariz-, es nuevo periodismo mal entendido un virus como la gripe que convierte las crónicas de medio planeta, literalmente en moco.

El periodista border observa lo que le ocurre al entrevistado siempre y cuando la observación sirva para entenderlo. A la par, observa lo que le ocurre a él mismo, al fotógrafo, lo que sucede a sus espaldas, a su alrededor. Y cuando el personaje habla, lo hace en un marco que le es propio. Por eso busca siempre descubrirlo en su propia casa, el rincón donde todos los objetos hablan de él. El periodismo border se da en tres dimensiones: el audio de lo que conversa, la visión del entorno donde lo dice, y la percepción de sus intenciones (en Un bárbaro en Asia, Henri Michaux demostró cómo una percepción vale más que mil cifras). Es fundamental, más allá de grabar la conversación, llevar anotador. Esto no sólo le permite apuntar sus observaciones, además, le permite mirarle las piernas a la entrevistada.

Bien, hasta aquí las siete reglas del periodismo border. Tal vez, con el tiempo alguien descubra más.
Antes de terminar con esto, salgo a la pizzería, porque los borders, si bien nos cagamos en todo, también paramos de vez en cuando a comer. Ceno, pago, me porto bien. Pido la cuenta, aplasto una mosca, la envuelvo en una servilleta y, de nuevo en casa, se la sirvo a mi planta carnívora.

Ya saben, mi vida normal.


Cicco. Periodista excéntrico. Es precursor del periodismo border, donde fue asistente de boxeo de un campeón mundial, enterrador en el cementerio más grande de Latinoamérica y actor porno.
efcicco@gmail.co

sábado, febrero 25, 2006

Las radios universitarias de las provincias argentinas apuestan al rock sin mordazas

Por Cristian Vitale para PÁGINA 12

En La Plata, la FM de la Universidad hace punta: dicen que de sus 120 mil alumnos, la escuchan 70 mil. La radio tiene 16 años de vida y un modelo a seguir, que explica en cierto modo el alto nivel de audiencia: el de las emisoras college estadounidenses. “La idea es rescatar el modelo de las radios college como difusoras de música independiente, grupos locales o con escasa difusión en ‘medios importantes’, pero también la experiencia de las radios libres europeas de los ‘70, donde el oyente podía convertirse en cronista contando su testimonio al aire”, grafica Jorge “Mono” Pérez, uno de sus coordinadores. En rigor, entre los ejes de la programación figuran la difusión de cultura alternativa con el rock como columna vertebral y la puesta en aire de “modalidades radiales experimentales”, basadas, por ejemplo, en programas especiales sobre Charly García o Spinetta ¡de 12 horas! en el día de sus cumpleaños.
“¿Por qué el rock en una radio Universitaria? –pregunta Pérez y responde– Primero, porque es una música eminentemente joven, pero que al mismo tiempo atraviesa varias generaciones y eso tratamos de mostrar: una pauta musical donde conviven Kasabian, The Strokes o Franz Ferdinand, con Almendra, The Kinks o Joy Division. O bandas de La Plata con la misma rotación que Divididos o Benjamin Biolay. Y segundo, porque el rock nos permite navegar por varias disciplinas como el cine, la literatura o el teatro. Su impronta está marcada a fuego como rasgo de una contracultura que buscamos en las calles platenses. En lo musical, no estamos atados a ninguna compañía discográfica. Podemos difundir lo que nos parezca... por caso, el anti-ranking es una competencia que presenta a 20 artistas que no figuran en ningún ranking comercial. Crema del Cielo (banda platense) aparece en la misma lista que Brian Eno, Litto Nebbia o Pablo Dacal.”
A nivel contenido, la radio busca un equilibrio multidisciplinario entre lo nacional y lo local. En este sentido, sus hacedores promovieron el lanzamiento discográfico de Tomo lo que encuentro, un compilado de 19 versiones de Virus en el que grabaron Estelares, Sergio Pángaro y Francisco Bochatón; realizaron tres outlets itinerantes de música independiente, en el que pusieron a la venta –a mitad de su valor– unos 800 títulos editados por 50 sellos independientes; y montaron ferias de fanzines, seminarios y debates en lugares públicos con el fin de estrechar lazos entre la comunidad y la centenaria casa de estudios. “También tenemos un ciclo de cine llamado Freak Show en el que pasamos películas ignoradas por el circuito comercial”, informa Pérez.
La FM funciona desde 1989 (coexiste con la radio universitaria más vieja del mundo, la AM 1390 que emite desde 1925) aunque, según Pérez, muchas cosas cambiaron desde 1998. “La idea fue hacer una radio que rescatara su perfil universitario, sin caer en la pelea con las emisoras comerciales de la ciudad, y tratando de crear un proyecto con base en lo cultural, los derechos humanos y una mirada crítica sobre la sociedad.” En concreto, la emisora dedica sus mañanas a la información universitaria, sus tardes a la cultura y el entretenimiento y sus noches a programas específicos de jazz, blues, rock sinfónico, heavy metal o reggae. “Se pensó en una programación en la que cada programa aportara a la identidad del conjunto. Una convivencia que aglutine lo provinciano con la pretensión de gran ciudad”, comenta el Mono.
La Universidad de Salta también tiene su FM. Se la encuentra en la frecuencia 93.9 Mhz y la mayoría de su programación está dedicada a temas de interés científico, académico, político y folklórico. Pero hay seis muchachos –Tony López, José Urzagasti, Fernando Moreno, Luis Castillo, Jorge Linares y Mario “Lujuria” Pérez– que navegan contra la corriente desde hace 8 años. El programa se llama casualmente La balsa, el slogan es “Lejos de lo standard, cerca del corazón”, y el objetivo: rescatar al rock criollo y difundir bandas under salteñas, que carecen de canales de expresión. “Salta es una sociedad conservadora donde cuesta hacerse oír -dispara su productor y conductor Tony López–. Hay una fuerte tradición de folklore y el rock es marginado a espacios mínimos, tanto radiales como dentro del reducido circuito de pubs, pero los músicos no reniegan de sus raíces, casi todas las bandas locales –La Brecha, Santuario o Los Cuervos, entre ellas– tocaron en vivo aquí, las grabamos y quedaron demos para mostrar. Esto nos hace sentir que estamos en el mismo bando.”
La balsa se emite, sin condicionamientos, los sábados entre las 15.30 y las 18.30. Tiene corresponsales en Capital Federal y en Resistencia (Chaco) y cuenta con dos brazos gráficos: la revista Nexo, que sale con el diario Tribuno y la revista Generación Universitaria. “Como es un programa cultural –sigue López–, no contamos con publicidad. El 80 por ciento de la programación musical es under.”
Si de rock se habla, también es inevitable inmiscuirse en la vida cotidiana de la 94.5 Mhz, radio UTN de Mendoza, una de las más referenciadas del país. Son varios los programas del palo (Sólo para entendidos, Lado salvaje, etc.), pero uno es tenido en cuenta especialmente: No tan distintos. “Empezamos hace cinco años con Criado en las calles, cuya estética estaba bastante definida, tenía fuerza y dinámica, a veces era caótico, pero encajaba con el estilo de la radio”, reseña Matías Aguilar, conductor. El pibe refrenda así la característica esencial de la emisora: su orientación rockera, libertaria y juvenil. “Esta es la radio de cultura-rock en Mendoza, y me hago cargo de lo que digo.” El contexto hizo posible que este grupo de trabajo pudiera diseñar un programa cuyo contenido, según Matías, posee dos ideas-fuerza: creer en la magia del salto y encontrarle un hilo a todo aquello que parece no tenerlo. “La primera tieneque ver con no pensar mucho las cosas. Con animarse a saltar; y la otra con investigar, vincular cuestiones, analizar y no conformarse”, explica. Hace dos años, la idea madre mutó en No tan distintos, una especie de evolución del programa anterior, que hunde sus raíces en la misma matriz. “Es unmagazine para jóvenes, donde tratamos de cubrirtodo y ser lo más abiertosposible, sin perder nuestra esencia; esto no podríamos hacerlo en otro medio que la UTN”, admite Aguilar.
Los pros y los contras de trabajar en una radio universitaria es un dato que explica la realidad de casi todas las emisoras de este tipo . Todo cuesta el doble, desde no ser rentados hasta la escasez de recursos, pasando por lo que cuesta conseguir acreditaciones para cubrir recitales. “Hay bandas que desde un primer momento las bancaste,las difundiste y ahora ni te registran.” Pero, por contraste, recalca lo gratificante que resulta que nadie les diga qué música pasar, o qué decir ante el micrófono. “La libertad en todo sentido es fundamental”, determina. “Aquellos que vienen de experiencias en otras radios no universitarias se sorprenden de la manera en que se trabaja aquí.” También hay instancias neutras: el conductor sostiene que el público que escucha la UTN es distinto y lo justifica así: “Cuando pifiás en algo, llaman y dicen: ‘Loco, déjense de joder que la UTN no es igual que las otras radios de mierda’. Creo que la escuchan por eso”.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-2109-2006-02-23.html

Manu Chao cimbró el Palacio de los Deportes






NOTA DE JORGE CABALLERO PARA LA JORNADA

Foto Roberto García Rivas


El sonido evolucionado de Radio Bemba Sound System y el canto de rebelión de Manu Chao se colaron por los cueros de la piel, en la corteza cerebral, en la epidermis, en la retina y el corazón para llevar el canto de libertad a los 20 mil asistentes al concierto de la figura musical más importante del movimiento altermundista.
El concierto inició con la voz del subcomandante Marcos pronunciando la declaración de la Selva Lacandona, lo que puso rápidamente al público en la misma frecuencia que Manu Chao, quien se lanzó de lleno contra George W. Bush, advirtiendo que "es el hombre más peligroso del mundo y enemigo de nuestros hijos"; también Manu, al entonar Señor Matanza, la dedicó a "la mafia que se disfraza de democracia; la mafia siempre es el peor enemigo de la democracia". Pero también se acordó en su canción Clandestino de los inmigrantes mexicanos que van en busca de trabajo a Estados Unidos y de los africanos que mueren ahogados por pasar de Gibraltar a España.
Los encargados de iniciar las hostilidades fueron Los de Abajo, quienes demostraron exactamente lo que debe de ser una banda abridora. Los Lunáticos, Labios Rojos, Adiós Negrita y War 4 Peace fueron cuatro de los ocho temas con los que los abajeños pusieron a skankear riquísimo a los asistentes, listos para el canto de resistencia de Manu Chao.
Manu se presentó con la canción El Hoyo, a la mitad de ésta llegó el saludo "Buenas noches, México. Esta canción fue escrita paseando por los barrios de La Merced y Tepito, seis años y aquí estamos". El público se lo retribuyó con alarido generalizado y con el puño en alto.
El deschongue del público preludió lo que fue un concierto energético, trepidante y de huevos. La síntesis del rock and roll, la estructura del Palacio de los Deportes y su ruedo parecían venirse abajo en distintas ocasiones, pero nadie prestó mucha atención, estaban concentrados en el desparpajo del sexteto que estaba en el escenario.
Hasta algunas figuras del rock mexicano como Natalia y La Forquetina, Ely Guerra, Panteón Rococó y Liquids se dejaron caer para ver la actuación del clandestino y su banda.
Con Welcome to Tijuana llegó el primer gran momento y siguió Por la Carretera, donde Manu lanzó un mensaje en italiano. Hilvanada con Qué hora resultaron el fiel de la balanza de la increíble actuación in crecendo.
Después de una hora, Manu se pateó todo el escenario para saludar a los 20 mil asistentes que estaban por todo el domo de cobre, enfrente, a los lados y atrás. Pero regresó con un corte grueso de su música: Clandestino, El Desaparecido, Merry Blue, Miña y La Rumba de Barcelona, estas dos últimas con una trepidante guitarra española de flecha diagonal rehecha que enloqueció al respetable.
También Manu ofreció una versión de la canción Y volver, volver, de José Alfredo Jiménez, en versión hard core, mientras el escenario se iluminaba de rojo, verde y blanco. Pero lo que realmente llenó de júbilo inconmensurable fue el set que hizo de su anterior banda Mano Negra, donde figuraron Mala vida y King of Kongo. El slam dance alcanzó un nivel óptimo.
El concierto entró en su fase final, pero decir cualquier otra cosa estaría a miles de kilómetros de la felicidad que provocó Manu Chao y su canto de resistencia y esperanza.

http://www.jornada.unam.mx/2006/02/25/047n1soc.php

viernes, febrero 24, 2006

Manu Chao en México: "estoy a las órdenes de la otra campaña"



La única opción para un cambio real es la revolución desde abajo, desde los barrios.

Nota de JORGE CABALLERO para La Jornada

Foto Roberto García Rivas

El clandestino Manu Chao asegura: "Vengo a México con muchas ganas... y no estoy enterado muy bien de la otra campaña, pero me pongo a sus órdenes; vamos a entrar en contacto (con el subcomandante Marcos) y vamos a ver cómo podemos ayudar".
En conferencia de prensa, previa a su concierto de hoy en el Palacio de los Deportes, el cantante franco-español opina sobre los seis años de ausencia de los escenarios de México:
"No los sentí, se me pasaron volando, no los vi pasar. La vida hizo que estuviera por ahí y por allá; hice algunas cosas personales en Europa, y estuve produciendo a algunos artistas, que es una responsabilidad mayor que grabar un disco propio.
"Produje al dueto de Malí, Dimanche á Bamako. Murió mi antiguo mánager, que era muy importante para mí por el hecho de tratar las cosas como me gusta. Fue un año de luto largo. Hasta ahora me di cuenta de que seis años pasan volando, hemos venido sólo a ésto, a tocar. Con excepción de Brasil, no he estado por Latinoamérica."
A Manu le sigue interesando el zapatismo: "Aún es temprano para hacerme una idea de cómo ha cambiado la realidad en México; ya los compas me platicarán. Tengo bastante información que me llega de Europa, siempre de todo lo que nos parece importante, como el zapatismos y otros temas, pero opinar a 24 horas de haber llegado a este país es imposible".
Sobre los nuevos acontecimientos y transformaciones del mundo, agrega: "El cambio no vendrá de arriba; la única solución que veo es la organización desde abajo. Ya no creo en alguien que llegue a solucionar los problemas de todo el mundo; la única solución que veo es que cada uno, en su vecindario, se organice; ninguno de nosotros podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestro vecindario.
"Creo en miles y miles de pequeñas revoluciones locales; que uno se organice con sus vecinos para que el vecindario funcione mejor... esa es la única revolución posible".
Se le pregunta también sobre el muro fronterizo que Estados Unidos quiere edificar en su frontera con México: "Es una tragedia diaria. Considero que en la prensa no se habla mucho de eso. Me parece surrealista. Volviendo a Europa, ahora mismo se está construyendo un muro en Ceuta, entre Europa y Africa, es al violento...

Contra los muros

"Fue una gran victoria tirar el muro de Berlín, pero ahora nadie entiende que se está construyendo otro en Ceuta, mucho más hermético que el de Berlín. Estadísticamente murieron ahí, en 60 años, 400 personas; en Ceuta mueren 400 cada año, ahogados, y a todo mundo le parece normal. Lo mismo pasa entre México y Estados Unidos con los indocumentados; es una tragedia terrible. Pueden construir los muros que quieran, pero la presión de enfrente será siempre demasiado fuerte."
Sobre la revuelta civil que protagonizaron jóvenes franceses hace unas semanas, Manu es contundente: "Yo estaba en Argentina cuando se inció todo, y lo que que me preocupó fue que la información era muy distorsionada y simplificada. Todos los medios argentininos hablaban de una revuelta musulmana, y eso no era verdad; hay muchos musulmanes en los barrios franceses, pero la revuelta de los chavales no tenía que ver con ninguna religión.
"Fue un estallido de rabia de jóvenes que no ven futuro en nada. Hace 10 años hubo un movimiento muy fuerte de hip-hop en Francia, y todos esos músicos tenían mucho tiempo anunciando que iba a pasar. No fue sorprendente que los chavales estuvieran hartos... Fue una revuelta de franceses, polacos, musulmanes, de todo, pero fuera de Francia quisieron hacerlo una parecer una guerra de religiones."

En duda, concierto en el Zócalo

Manu pasa luego a los comentarios sobre su nuevo disco: "Me paso tanto tiempo grabando los discos de otros que me olvido del mío; estoy acabando un cidí que espero salga en septiembre. Todavía no tiene nombre, estoy barajando miles, pero el nombre siempre es lo último que llega; tendrá canciones en español, inglés, algunas en francés y una en italiano.
"Tengo también otro disco grabado; un disco en portuñol, que sacaré más tarde. Por último, tenemos un disco de rumba que hemos tocado en los bares de Barcelona, que hemos titulado Lo peor de la rumba volumen I... lo que pasa es que hago el 3 por ciento de lo que se me ocurre."
Del uso de las computadoras como herramienta musical opina también: "Es evidente que grabar un disco ahora y hace 15 años, en la época de Mano Negra, es totalmente diferente. Con Mano Negra cortábamos la cinta con tijeras, ahora con la computadora cortamos sin parar; ahora puedes experimentar mucho con la computadora, pero curiosamente a escala mundial no estamos viviendo una época extraordinaria de la música, cuando tenemos todo a mano para trabajar mejor. La computadora puede ser útil, pero también una perdición si no tienes claro qué quieres hacer".
Manu despeja la incógnita de su concierto en el Zócalo: "Me encantaría tocar allí, pero no hemos concretado la fecha. No puedo comentar nada más, si podemos acabar esta gira tocando en el Zócalo será una felicidad inmensa, pero hay problemas de fechas".

http://www.jornada.unam.mx/2006/02/24/a08n1esp.php