viernes, junio 06, 2008

La salida de Incalcaterra de México, un revés al avance democrático

Amérigo Incalcaterra era el representante de las Naciones Unidas para los derechos humanos en México. De pronto surgió la noticia de su remoción y en medio de la confusión informativa que provocan los medios masivos paragubernamentales comenzó a surgir la verdad o parte de ella en la investigación y denuncia de algunos periodistas que originaron una fuerte crítica a la actuación del presidente de la Comisión de Derechos Humanos en México, José Luis Soberanes. Un punto sorprendente es que en este caso la misma organización dependiente de la ONU empezó a considerar a su comisionado como una persona "incómoda" para el funcionamiento diplomático entre ambas entidades.

Para tener una visión del desarrollo de este acontecimiento, que nos llena de verguenza por las motivaciones que parace existieron para separar al funcionario de su cargo, les muestro algunas notas respecto a este complicado asunto.

Al parecer todo inicia con el reporte dela ONG denominada Human Rights Watch titulado " La Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México, Una Evaluación Crítica." en donde se realiza un profundo análisis de la actuación de la comisión mexicana destacando fortalezas y debilidades de la misma. Este documento se pede consultar en

http://www.hrw.org/spanish/reports/2008/mexico0208/

Para darle continuidad a este resumen les muestro las notas del periodista Sergio Aguayo publicadas en el diario Reforma al respecto de la respuesta de Soberanes al informe mencionado

Descalifica Soberanes a funcionario de ONU

Critica CNDH en carta trabajo del comisionado en derechos humanos que tuvo que dejar el País

Sergio Aguayo

José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), acusó a Amerigo Incalcaterra, representante en México de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, de incumplir su mandato y pidió a la alta comisionada del organismo internacional evitar en el futuro ese tipo de actuaciones.

En una carta enviada el 24 de marzo a Louise Arbour, alta comisionada de la ONU de Derechos Humanos, Soberanes le pide tomar medidas ante lo que consideró una conducta inadecuada de Incalcaterra.

A los pocos días, el funcionario internacional fue removido y se le dieron menos de dos meses para dejar el País. La CNDH nunca vio con simpatía la presencia de la ACNUDH ni el estilo de Incalcaterra, quien, al poco tiempo de iniciar su misión en México (octubre de 2005), desplegó una intensa actividad a favor de las víctimas de violaciones a los derechos humanos. La molestia hizo crisis cuando Incalcaterra calificó públicamente de valioso el informe de la organización no gubernamental Human Rights Watch “La Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México: Una Evaluación Crítica”, dado a conocer el 13 de febrero, y sugirió a la CNDH tomar en cuenta sus recomendaciones.
Justamente ese documento enfrentó a la comisión mexicana con la ONG.
“A nuestro parecer, el señor Amerigo Incalcaterra cometió un grave error” al validar el informe, indica Soberanes en su texto.




Alientan salida de Incalcaterra


Rechaza oficina de Naciones Unidas informar sobre relevo de funcionario
Sergio Aguayo Quezada

El representante en México de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Amerigo Incalcaterra, fue despedido por defender a las víctimas y denunciar las incongruencias de un Estado con discurso florido y compromiso escuálido. Es también una confirmación de la tibieza de la ACNUDH, que optó por complacer a las autoridades mexicanas. Los funcionarios internacionales se rigen por normas tan rígidas como sus procedimientos burocráticos. Su prioridad es mantener las formas y los buenos modales. Incalcaterra llegó a México el 28 de octubre del 2005 y como es de hablar suave parecía ser otro de esos funcionarios que han encontrado en la complicidad con el gobierno su modus vivendi.

Muy pronto Incalcaterra demostró ser diferente porque desplegó una intensa actividad en la capital y los estados. Entre sus últimos logros estuvo la elaboración del Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal. Aplaudido en algunos círculos, hubo también quienes se irritaron con sus pronunciamientos.

Fiel a su estilo, Incalcaterra se despidió del país publicando una columna en el último número de Proceso (25 de mayo) en la cual pone el dedo en la llaga al señalar la distancia entre retórica y realidad. También advierte del riesgo de que los derechos humanos “se queden tan sólo plasmados en el discurso y en las normas jurídicas”. Un alto funcionario -que como el resto de los entrevistados en México y Ginebra prefirió el anonimato por lo sensible del caso- reconoció la esquizofrenia de la política oficial mexicana en el tema.

“El mandato de la CNDH es defender los derechos humanos y, sin embargo, su presidente pidió al ACNUDH que silenciara o despidiera a quien expresa una opinión legítima sobre un informe que le disgusta”, señaló.

Las fuerzas armadas también se molestaron con las declaraciones de Incalcaterra sobre el fuero militar o los riesgos para los derechos humanos del protagonismo castrense en el combate al crimen organizado. La Secretaría de la Defensa Nacional escribió una carta a Relaciones Exteriores a finales del 2007 y los abogados militares estuvieron a punto de descarrilar la firma del acuerdo entre la ACNUDH y el gobierno de México.

Un ángulo poco resaltado es que Incalcaterra empezó a ser visto con desagrado en su propia organización. En opinión de un diplomático que conoce en detalle el affaire Incalcaterra, la ACNUDH de Louise Arbour prefirió darle prioridad a su relación con el Estado mexicano. Eso explica la prestancia con la cual respondieron a las inconformidades oficiales que alentaron la salida de Incalcaterra

La Canciller Patricia Espinosa le respondió con un texto repleto de elogios al trabajo realizado por las autoridades mexicanas. No dice nada sobre el papel jugado por la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Para obtener la versión de la ACNUDH se solicitó una entrevista telefónica a la mexicana María FranciscaIze-Charrin, la funcionaria responsable de las oficinas de la ACNUDH en el exterior.

Respondió con un texto formal en el cual se entusiasma al justificar la “rotación” de Incalcaterra (“representa renovados retos y desafíos profesionales”, dice). Cambia de talante al aclarar que las Naciones Unidas no discuten “cuestiones relativas al personal, incluyendo rotaciones”. Notable la opacidad en el principal organismo promotor de los derechos humanos. Para Ize-Charrin todo está tan bien que la ACNUDH obtuvo la “renovación del mandato” y tiene una sólida “relación con el Gobierno de México”. Nada dijo sobre un aspecto fundamental: su oficina también está obligada a defender a las víctimas de los abusos.

Nota del redactor: Al momento de escribir estas líneas apareció una nota en la página web de Radio Nederland http://www.informarn.nl/americas/mexico/act080606-mexico-ddhh
que nos muestra como un conflicto aparantemente fácil de controlar por el aparato gubernamental ha adquirido tintes internacionales y una vez mas quedan en entredicho las políticas públicas en materia de derechos humanos y la falta de compromiso real por parte de las instancias de Naciones Unidas encargadas de fomentar el respeto a los valores esenciales de la democracia. La lectura del informe de la organización Human Rights Watch para entender de que forma trabaja la comisión encargada de la salvaguarda de los derechos humanos en México. Esta es la nota completa de Radio Nederland


México: escándalo en la Comisión de DD.HH.

México-Marta Durán de Huerta

06-06-2008


El XVIII aniversario de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México se vio empañado por una solicitud de grupos defensores de los derechos humanos ante el Senado de la República, de llevar a juicio político al ombudsman y director de la CNDH José Luis Soberanes.

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José Luis Soberanes
La enemistad entre las ONG´s y el doctor Soberanes ya es añeja. Se acusa a la CNDH de ser defensora del gobierno y no de los ciudadanos, de hacerse de la vista gorda ante los atropellos del Ejército y de no cumplir cabalmente su tarea a pesar de que cuenta con el presupuesto más alto del mundo para derechos humanos con casi 900 millones de pesos al año, (90 millones de dólares), mayor incluso que el de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Desafortunadamente casi el 70% de esta partida va a gastos administrativos y personales.

La gota que derramó el vaso
La gota que colmó el vaso fue la solicitud del doctor Soberanes para el relevo y salida del país de Amerigo Incalcaterra, quien fuera representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El miércoles pasado, el diplomático de la ONU dejó su puesto y este país.
Incalcaterra señaló al Gobierno mexicano sus omisiones y fallos en materia de derechos humanos; criticó el uso del Ejército para labores policiales y consideró "valioso" el informe de Human Rights Watch, que señala puntualmente los fallos de la CNDH.

El primero de junio, una gigantesca red de grupos defensores de los derechos humanos como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Católicas por el Derecho a Decidir, Sin Fronteras, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Red Nacional de Organismos de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, Red por los Derechos de la Infancia y Fundar, por mencionar algunos, defendieron el trabajo de Amerigo Incalcaterra y pidieron al Senado de la República que se someta a José Luis Soberanes a juicio político. También pidieron la sustitución del ombudsman, "porque no está cumpliendo con sus obligaciones", afirmaron en conferencia de prensa.

¿Una mentira para la venganza?
Los activistas desmintieron la versión de Soberanes de que Incalcaterra pretendía hacer uso discrecional de un millón de dólares que entregaría el Gobierno de Estados Unidos a la oficina del Alto Comisionado para los derechos Humanos de la ONU en México como parte de los fondos de la Iniciativa Mérida ( un plan binacional para el combate al narcotráfico) Las ONG´s por el contrario, aseguraron que el director de la CNDH es quien no rinde cuentas de los recursos que recibe.

Por su parte, el director ejecutivo de Human Rights Watch, Keneth Roth, demandó al presidente Felipe Calderón y a su gobierno que aclaren públicamente cuáles fueron las circunstancias que llevaron a la salida del Amerigo Incalcaterra de México. La carta también afirma que "cualquier intervención del gobierno mexicano en las labores propias de la Oficina en México de la Alta Comisionada representaría un alarmante retroceso de la política exterior que ha venido desarrollando México desde 2000".
Amnistía Internacional también condenó la salida de Incalcaterra.

La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos "Todos los derechos para todas y todos" manifestó que la salida de Incalcaterra confirma la "falta de compromiso" del gobierno de Calderón con el respeto a los derechos humanos. También sentenció: "No es sino una demostración más de que sólo ha utilizado el discurso de los derechos humanos de una forma retórica para evitar la critica internacional".

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