Las radios universitarias de las provincias argentinas apuestan al rock sin mordazas
Por Cristian Vitale para PÁGINA 12
En La Plata, la FM de la Universidad hace punta: dicen que de sus 120 mil alumnos, la escuchan 70 mil. La radio tiene 16 años de vida y un modelo a seguir, que explica en cierto modo el alto nivel de audiencia: el de las emisoras college estadounidenses. “La idea es rescatar el modelo de las radios college como difusoras de música independiente, grupos locales o con escasa difusión en ‘medios importantes’, pero también la experiencia de las radios libres europeas de los ‘70, donde el oyente podía convertirse en cronista contando su testimonio al aire”, grafica Jorge “Mono” Pérez, uno de sus coordinadores. En rigor, entre los ejes de la programación figuran la difusión de cultura alternativa con el rock como columna vertebral y la puesta en aire de “modalidades radiales experimentales”, basadas, por ejemplo, en programas especiales sobre Charly García o Spinetta ¡de 12 horas! en el día de sus cumpleaños.
“¿Por qué el rock en una radio Universitaria? –pregunta Pérez y responde– Primero, porque es una música eminentemente joven, pero que al mismo tiempo atraviesa varias generaciones y eso tratamos de mostrar: una pauta musical donde conviven Kasabian, The Strokes o Franz Ferdinand, con Almendra, The Kinks o Joy Division. O bandas de La Plata con la misma rotación que Divididos o Benjamin Biolay. Y segundo, porque el rock nos permite navegar por varias disciplinas como el cine, la literatura o el teatro. Su impronta está marcada a fuego como rasgo de una contracultura que buscamos en las calles platenses. En lo musical, no estamos atados a ninguna compañía discográfica. Podemos difundir lo que nos parezca... por caso, el anti-ranking es una competencia que presenta a 20 artistas que no figuran en ningún ranking comercial. Crema del Cielo (banda platense) aparece en la misma lista que Brian Eno, Litto Nebbia o Pablo Dacal.”
A nivel contenido, la radio busca un equilibrio multidisciplinario entre lo nacional y lo local. En este sentido, sus hacedores promovieron el lanzamiento discográfico de Tomo lo que encuentro, un compilado de 19 versiones de Virus en el que grabaron Estelares, Sergio Pángaro y Francisco Bochatón; realizaron tres outlets itinerantes de música independiente, en el que pusieron a la venta –a mitad de su valor– unos 800 títulos editados por 50 sellos independientes; y montaron ferias de fanzines, seminarios y debates en lugares públicos con el fin de estrechar lazos entre la comunidad y la centenaria casa de estudios. “También tenemos un ciclo de cine llamado Freak Show en el que pasamos películas ignoradas por el circuito comercial”, informa Pérez.
La FM funciona desde 1989 (coexiste con la radio universitaria más vieja del mundo, la AM 1390 que emite desde 1925) aunque, según Pérez, muchas cosas cambiaron desde 1998. “La idea fue hacer una radio que rescatara su perfil universitario, sin caer en la pelea con las emisoras comerciales de la ciudad, y tratando de crear un proyecto con base en lo cultural, los derechos humanos y una mirada crítica sobre la sociedad.” En concreto, la emisora dedica sus mañanas a la información universitaria, sus tardes a la cultura y el entretenimiento y sus noches a programas específicos de jazz, blues, rock sinfónico, heavy metal o reggae. “Se pensó en una programación en la que cada programa aportara a la identidad del conjunto. Una convivencia que aglutine lo provinciano con la pretensión de gran ciudad”, comenta el Mono.
La Universidad de Salta también tiene su FM. Se la encuentra en la frecuencia 93.9 Mhz y la mayoría de su programación está dedicada a temas de interés científico, académico, político y folklórico. Pero hay seis muchachos –Tony López, José Urzagasti, Fernando Moreno, Luis Castillo, Jorge Linares y Mario “Lujuria” Pérez– que navegan contra la corriente desde hace 8 años. El programa se llama casualmente La balsa, el slogan es “Lejos de lo standard, cerca del corazón”, y el objetivo: rescatar al rock criollo y difundir bandas under salteñas, que carecen de canales de expresión. “Salta es una sociedad conservadora donde cuesta hacerse oír -dispara su productor y conductor Tony López–. Hay una fuerte tradición de folklore y el rock es marginado a espacios mínimos, tanto radiales como dentro del reducido circuito de pubs, pero los músicos no reniegan de sus raíces, casi todas las bandas locales –La Brecha, Santuario o Los Cuervos, entre ellas– tocaron en vivo aquí, las grabamos y quedaron demos para mostrar. Esto nos hace sentir que estamos en el mismo bando.”
La balsa se emite, sin condicionamientos, los sábados entre las 15.30 y las 18.30. Tiene corresponsales en Capital Federal y en Resistencia (Chaco) y cuenta con dos brazos gráficos: la revista Nexo, que sale con el diario Tribuno y la revista Generación Universitaria. “Como es un programa cultural –sigue López–, no contamos con publicidad. El 80 por ciento de la programación musical es under.”
Si de rock se habla, también es inevitable inmiscuirse en la vida cotidiana de la 94.5 Mhz, radio UTN de Mendoza, una de las más referenciadas del país. Son varios los programas del palo (Sólo para entendidos, Lado salvaje, etc.), pero uno es tenido en cuenta especialmente: No tan distintos. “Empezamos hace cinco años con Criado en las calles, cuya estética estaba bastante definida, tenía fuerza y dinámica, a veces era caótico, pero encajaba con el estilo de la radio”, reseña Matías Aguilar, conductor. El pibe refrenda así la característica esencial de la emisora: su orientación rockera, libertaria y juvenil. “Esta es la radio de cultura-rock en Mendoza, y me hago cargo de lo que digo.” El contexto hizo posible que este grupo de trabajo pudiera diseñar un programa cuyo contenido, según Matías, posee dos ideas-fuerza: creer en la magia del salto y encontrarle un hilo a todo aquello que parece no tenerlo. “La primera tieneque ver con no pensar mucho las cosas. Con animarse a saltar; y la otra con investigar, vincular cuestiones, analizar y no conformarse”, explica. Hace dos años, la idea madre mutó en No tan distintos, una especie de evolución del programa anterior, que hunde sus raíces en la misma matriz. “Es unmagazine para jóvenes, donde tratamos de cubrirtodo y ser lo más abiertosposible, sin perder nuestra esencia; esto no podríamos hacerlo en otro medio que la UTN”, admite Aguilar.
Los pros y los contras de trabajar en una radio universitaria es un dato que explica la realidad de casi todas las emisoras de este tipo . Todo cuesta el doble, desde no ser rentados hasta la escasez de recursos, pasando por lo que cuesta conseguir acreditaciones para cubrir recitales. “Hay bandas que desde un primer momento las bancaste,las difundiste y ahora ni te registran.” Pero, por contraste, recalca lo gratificante que resulta que nadie les diga qué música pasar, o qué decir ante el micrófono. “La libertad en todo sentido es fundamental”, determina. “Aquellos que vienen de experiencias en otras radios no universitarias se sorprenden de la manera en que se trabaja aquí.” También hay instancias neutras: el conductor sostiene que el público que escucha la UTN es distinto y lo justifica así: “Cuando pifiás en algo, llaman y dicen: ‘Loco, déjense de joder que la UTN no es igual que las otras radios de mierda’. Creo que la escuchan por eso”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-2109-2006-02-23.html
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