¿Atentan los pianos contra la seguridad nacional de Estados Unidos?
El Departamento del Tesoro y la prensa de Miami acosan a Benjamín Treuhaft por colaborar con la enseñanza artística cubana
PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu
Benjamín Treuhaft se expone a ser multado o encarcelado por violar las disposiciones del bloqueo norteamericano contra Cuba. Poco antes de viajar a la Isla el último mayo recibió una comunicación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el que se le advertía de la posibilidad de purgar hasta 10 años de prisión o tener que pagar entre 250 000 y un millón de dólares.
Este ciudadano norteamericano supuestamente comercia con el enemigo y atenta contra la seguridad nacional de Estados Unidos. ¿Su muy peligrosa actividad? Reparar pianos. Tensar una cuerda partida, reponer un martinete roto, sustituir los sujetores del arpa interior, reparar las llaves de afinación, restituir el uso de un pedal, rectificar el sonido de una tecla. Ni más ni menos.
Esta vez Benjamín se hizo acompañar por 14 compañeros de oficio, afinadores y reparadores de piano como él, procedentes en su mayoría de Atlanta, Nueva York y San Francisco, ciudad donde nació hace 58 años.
Todos vinieron voluntariamente para contribuir modestamente a que la base material para la enseñanza artística cubana mantenga su vitalidad.
Una década atrás, Benjamín fundó la iniciativa Send a Piano to Havana, mediante la cual remitió más de 200 instrumentos de uso para las escuelas cubanas. El trasiego fue aprobado entonces por el Departamento del Tesoro, la misma instancia que, fiel al recrudecimiento de la fobia anticubana de la administración de George W. Bush, ha acosado en los últimos años a un hombre que solo quiere tender puentes de amistad a través de la música.
Años atrás, la Oficina de Control de Activos Extranjeros, la OFAC, que cuenta con una plantilla exclusivamente dedicada a perseguir todo lo que se relacione con Cuba, le impuso una multa de 10 000 dólares. Treuhaft no la ha pagado y se niega públicamente a hacerlo, puesto que con ello reconocería una culpa que no tiene ni siente.
En la edición del último domingo, el diario Nuevo Herald, del sur de la Florida, también fiel en su misión de atacar y descalificar todo lo que se relacione con Cuba, deslizó un título de matiz incriminatorio al publicar un despacho de AP sobre la labor de Benjamín en la Isla: "Ex hippie estadounidense afina pianos en Cuba". Obvia señal para los lectores ultraconservadores del libelo: solo alguien con ese pasado a sus espaldas puede ser el protagonista de una transgresión tan grave como la de ayudar al Gobierno comunista.
Ignoran que Benjamín asume consecuentemente sus actos y sabe ponderar en su justa magnitud lo que representó en términos de contracultura aquel intento de marginación en la sociedad norteamericana de los sesenta. No publican ni una sola línea acerca de cómo uno de los comprobados ardides para enfriar la rebeldía juvenil lo urdió la CIA al introducir el uso de alucinógenos en esa comunidad.
El humor no abandona a Treuhaft. A los corresponsales en La Habana de Reuters y AP les aseguró tener entre manos un nuevo proyecto: comercializar cuerdas para los registros graves del piano bajo una entidad que nombraría Helms-Treuhaft Piano Bass String Company, como para no olvidar al cavernícola senador que impulsó una de las leyes más recalcitrantes de la guerra económica de Estados Unidos contra Cuba.
Mientras espera una nueva notificación de la OFAC, Benjamín en Nueva York escucha una grabación que le llena de alegría: la Camerata Romeu interpreta en ella El médico de los pianos, un sabrosísimo danzón de cámara que el compositor y director cubano Jorge López Marín le dedicó por su noble gestión
http://www.granma.cubaweb.cu/2006/06/13/cultura/artic01.html
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