jueves, marzo 02, 2006

Fiesta colectiva en el zócalo de Cuernavaca


La Maldita le pone sudor y la banda el color

Texto y fotografías: Paco López*

El punto de encuentro es el zócalo de la ciudad de Cuernavaca, quizás cinco mil personas se encuentran reunidas sobre las plancha de concreto custodiada por la figura de “El Morelotes”. Pasan de las nueve de la noche y en el ambiente flota una sensación de fiesta convocado esta noche por La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, uno de los grupos más representativos del rock mexicano con dos décadas de trayectoria en la escena musical.

Minutos previos a su concierto, en improvisada rueda de prensa a unas cuadras del centro histórico, Roco, uno de los miembros fundadores del grupo, hace patente la preocupación de la banda por la recuperación de los espacios públicos:

“Vivimos un momento en que nos han robado la calle, la han convertido en un inmenso supermercado ¿no? Las paredes están llenas de anuncios comerciales, deberían de estar llenas de murales como es nuestra tradición. La Calle es uno de los pocos lugares que siguen existiendo en las ciudades en donde todos podemos encontrarnos; de diferentes colores, tradiciones y estratos sociales. La calle es el punto de encuentro y es donde surge realmente la cultura popular. Por eso estamos muy contentos de poder ofrecer nuestro trabajo en Cuernavaca, en un espacio público gratuito como el Zócalo. La calle se convierte en un foro de expresión para teatro, danza y música. No importa tanto quién organice (Ayuntamiento de Cuernavaca). Aunque es un gran logro que se den estas facilidades. Lo importante es que una vez que se abren estos espacios es la misma sociedad la que ya no deja que se cierren esos espacios, que la calle siga siendo foro de expresión”.

Los chavos de la banda lucen orgullosos sus playeras negras con estampados de sus grupos preferidos: Café Tacuba, Manú Chao, Los Cadillacs, La Barranca, Jaguares, El Tri, sin faltar las del Che, Morrison, Marley, el Subcomandante Marcos, y el rey de los pachuchos, Tin Tan. Esta noche También hay otros grupos significativos de punketos, darketos, hip hoperos y skaseros que se distinguen del resto de los concurrentes y que esta noche hacen acto de presencia por mero gusto o por solidarizarse con los grupos que le anteceden a Maldita Vecindad. Pocas veces hay oportunidad de asistir un concierto gratuito en la ciudad y menos en el populoso y concurrido zócalo de Cuernavaca.

Mientras tanto, la espera es auspiciada por el sofisticado equipo de audio colocado a los costados del escenario, incrementando paulatinamente los niveles de excitación y adrenalina de la banda reunida, que parece disfrutar de las descargas sonoras de la rola “La Carencia” del Panteón Rococo. En el centro de la explanada, los más prendidos realizan el slam, otros aglutinados en la barra de contención aprovechan para hacerse sentir con chiflidos, mentadas y gritos ansiosos por iniciar la comunión con “los malditos”. Mientras tanto en las calles aledañas al centro de la ciudad, se ven diversos grupos de chavos con paso acelerado que buscan encontrar un espacio entre la multitud. Los que llegaron tarde a la cita prefirieron las copas de los árboles para tener una mejor panorámica de los hechos.

Son ya las 9:25 de la noche y entre una densa cortina de humo y luces multicolores, acompañadas de un grito ensordecedor de la audiencia, a manera de introducción se dejan sentir las primeras notas emanadas de la flauta de Sax, mientras el resto de los músicos se van sumando con sus respectivos instrumentos. Situación que nos remite a recordar que La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, fueron una de las bandas pioneras en la década de los 80’ en atreverse a fusionar ritmos como el Ska de Jamaica y la música Raí árabe, aportando la idea de una música multicultural que se nutre de todos lados, con una inminente actitud rockera que tan buenos resultados le merecieron más tarde en su disco “El circo” (1991). Y es precisamente “Solín”, tema representativo de ese material fonográfico, el responsable de la apertura del concierto.

Roco, vocalista de la Maldita, viste pantalones bombachos, guayabera negra, playera blanca y zapatos bi-color a la usanza de los pachucos de los años 40, como bien lo retrata la cinta Zoo Suit, de Luís Valdez (1981). “Bienvenidos a la celebración de paz y baile en Cuernavaca…”

En la barra de contención entre el público y el escenario un improvisado grupo de seguridad suda “la gota gorda” conteniendo los embates de la chaviza extasiada con el palpitante ritmo de La Maldita, que no brindó concesiones a los presentes.

La selección musical fue estratégicamente diseñada para la ocasión: “Morenaza”, “Toño”, “No les creo nada” y “Pata de perro”. Las voces de comerciantes callejeros que sentencian: “Playeras chinas a seis mil unaaa, dos por diez!!, ire de regalo, de remate, aproveche!!, barato el portafolios, aproveche, barato, barato!! lleve su portafolios barato…” Seguido de los rasgueos de la guitarra de Pato entre la oscuridad del escenario indicando la llegada de una de las rolas favoritas de la banda “Un gran circo”. En uno de los grandes momentos de la noche, arremetiendo con “Ya lo pasado, pasado” que le rinde tributo al príncipe de la canción, José José.

El público a penas se reponen de la experiencia, cuando son tomados por sorpresa con “El tieso y la negra soledad”. El escenario se convierte en improvisada pista de baile con la presencia de una decena de intrépidas féminas que evadieron la valla de contención para mostrar sus mejores pasos de baile. Enfrente del entarimado el resto de la audiencia asumía a la perfección su parte incrementando el ambiente al máximo y celebrando a esas alturas la interpretación de “Un poco de sangre”, “Don palabras”, y “Los agachados” que se desprende del disco “Viva Tin Tan”, editado a finales del 2005, simultáneamente con el documental “Ni muy muy, ni tan tan, simplemente Tin Tan”, en homenaje al gran Germán Valdés.

Aldo, Pato, Sax y Roco, miembros fundadores de la Maldita, invitan al escenario a Lobito (Ex. Maldita) y Pelusa (Bandula) a echarse “la paloma” para interpretar “Pachuco” en uno de los momentos más álgidos del concierto, que incluyó el tradicional “clavado” de Sax hacia el público, en una actitud familiar del músico que viene ejerciendo desde los primeras presentaciones de la banda.

Todo indica que el concierto llega a su fin, los gritos de “otra! otra! otra!” son insistentes y cada vez más fuertes. Los integrantes de la Maldita Vecindad, no pueden abandonar el escenario y menos con una audiencia entregada. El encore, no se hace esperar y generosamente regalan tres rolas más entre la temática de la migración, la denuncia social y la vida nocturna, interpretan “Mojado”, “El país de no pasa nada”, y la popular “Kumbala” para cerrar una noche de recuperación de un espacio público por las expresiones propias de la cultura popular.

En esta ocasión la plaza de armas albergó a una cantidad considerable de personas de todas las edades con predominio juvenil que llegaron de diversos puntos de la ciudad y de sus zonas conurbanas para compartir un espacio, un territorio simbólico, aunque fuera por unos instantes. Las luces se apagan, es hora de partir a casa, cientos de rostros bañados en sudor y cansados por el trajín no ocultan sus caras de felicidad mientras comentan los pormenores del concierto. Hay muchos taxis libres, pero la gran parte de la masa prefiere caminar o buscar otras formas de regresar. Algunos disfrutan de un “monchis” entre los carritos de hotdogs, esquites y elotes, otros le dan los últimos sorbos a una caguama, chesco o tequila de los más colgados intentan refrescarse del intenso calor.

Enfrente de la plaza, en la célebre La Universal, restaurante-bar de tradición en la ciudad, sus parroquianos no habituales miran con asombro y disimulo a la fauna variopinta que transita por la calle en el éxodo a casa, son casi las doce de la noche, ya no hay servicio colectivo con destino a los anillos concéntricos de la ciudad, los taxistas se dan el lujo de escoger a sus clientes. Dos chavos se cagan de la risa comentando la anécdota de un punk que se coló a la barricada de los fotógrafos durante las primeras rolas del concierto para recriminarle a “los malditos” que eran unos cerdos capitalistas y oportunistas, ¿quien los entiende?

*Paco López es director de Ufm Alterna ( www.ufm.uaem.mx )

1 Comentarios:

A la/s 4:37 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

Saludos...

Hacemos acto de presencia por estos lares...

Me tomaré tiempo para leer el espacio, pinta bastante bien.

 

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